A mi consulta llega un paciente desesperado. Está rabioso, angustiado. Sus primeras palabras gritan que está atrapado. Como si estuviera secuestrado, no puede hacer ningún movimiento. El lugar donde vive es un infierno. Su vecina y sus perros hacen bulla toda la noche. En el día hay inconvenientes frente a su casa, pero no puede impedirlos. Carros mal parqueados, peleas, basura, la moto atravesada, el gato de al frente se le orina en su patio… en fin, un caos. Ya escribió a todas las “ias” reglamentarias pero la situación persiste. Pareciera que nadie le para bolas. Hasta dice que ha querido “desaparecer”, (creo le teme a la palabra suicidio). Asiste a consulta psicológica en busca de solución…
¿Qué alternativas hay? Habrá quien le diga “dé la pelea, no se canse”. Protéstele a la vecina, iguálese en el ruido, riegue insecticida en su patio, defiéndase. La idea es no dejarse y “ganar”. En nuestra cultura es muy importante “mostrar” que se tiene más poder que el otro, cualquiera que sea ese otro: pareja, hijos, jefe, mama, hermano, Putin, el que sea… Y claro, enfrentar una situación de estas igualándose, es un desgaste emocional desproporcionado. Y absurdo. En circunstancias como estas, no hay ganadores. Todos pierden. Conciliar es un verbo que parece sólo existe en el diccionario: en la vida real no se lo ubica. ¿Qué puede decir un psicólogo? ¿Qué debe decir la psicología?
La salud emocional no es tan solo un problema individual. Hay salud emocional familiar porque existen hogares tóxicos, como también familias armoniosas. Existe salud emocional laboral, como también salud emocional ciudadana. Y aquí estamos en Cali, sí en Cali, enfrentando un desgaste emocional impactante porque no se acepta al Alcalde, porque se le critica todo, porque la idea es tumbarlo (los mas ilusos aspiran a que renuncie) y él, orondo y descarado, perdió la vergüenza. Se lo puede calificar de cínico, indolente, corrupto, lo que quieran. Pero es el Alcalde, tiene poder y está retado. O sea que le importa un higo lo que le digan y cada desafío lo vuelve mas indolente. Cada ataque lo obnubila mas y se “crece”. Pero sucede que los que estamos en Cali, vamos a seguir viviendo aquí y mas vale “practicar” un poco de salud emocional antes de contribuir a este desgastante panorama. ¿No hay nada que hacer?
Aun cuando suene absurdo, el comienzo de una solución viene de la aceptación de los hechos para ubicar momentos de encuentro. El desafío es una forma de alimentar una hoguera. Las ciudades también necesitan salud emocional y el verbo conciliar (que no significa complicidad) es la única manera de empezar a respirar (al menos) un aire diferente. Pregunto ¿todavía falta un año de peleas y desafíos con el actual alcalde? ¿No hay otra solución? ¿Cuál es el precio emocional ciudadano de este conflicto? No dizque es importante la salud emocional, o es letra muerta para impactar. ¿Entonces seguimos atizando la hoguera? ¿Qué les estamos enseñando a las nuevas generaciones ante las dificultades reales con las que se van a encontrar a través de su vida? No sé deje, pelee, agreda, iguálese… Creo que ningún psicólogo podría decir “no se deje”. Lo más sano es un proceso de aceptación con el consabido ¿cuál es tu aprendizaje de esta situación? Porque, claro, sino se aprende se repite.
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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